martes, 27 de agosto de 2013

Cuentos Infantiles - Juana Cascardo





PEPITA Y SUS AMIGUITOS
Cuentos infantiles
Juana Cascardo
Por Jerónimo Castillo
La escritura, que siempre ha sido para comunicarnos con nuestros semejantes, es precisamente semejante a nosotros mismos, que a su vez lo somos con aquellos a quienes dirigimos el mensaje.
Por ese motivo hay una  inveterada costumbre que ha viajado con nosotros desde que nos lanzamos a la aventura de escribir, que es dirigir las formas expresivas para que realmente los receptores puedan interiorizarse de nuestras palabras, que es lo mismo que interiorizarse de cada uno de los sentimientos que habitan en nosotros.
Si bien ello constituye el norte al que apuntan nuestros esfuerzos, a medida que hemos ido aprendiendo el idioma en el estilo que adoptamos o se nos fue dando, comenzamos a palpar que escribíamos para este o aquel otro público lector.
Sin embargo una materia siempre queda pendiente. Quizás porque otros no la superaron con respecto a las necesidades que habitaron en nosotros desde tempranas edades.
Niños aún, con el recién aprendido vocabulario que permitió sumergirnos en el mundo de los duendes y los gnomos, comenzó la etapa del “Había una vez…” con que cada uno de los cuentos, primero de la abuela y luego de los libros de cuentos, nos hicieron vivir el fantástico mundo de los sueños.
A medida que fuimos caminando esas fantasías, la predilección por los autores determinó aceptar este tipo de literatura, hoy llamada literatura infantil, pero que para nosotros era la única que valía y por ello nos erigimos en sus adeptos sin más consideraciones.
Lo que en ese momento no sabíamos, era que la simpleza con la que los cuentos nos llevaban al fantástico reino de los personajes, constituye una de las formas más difíciles de la escritura.
Es muy difícil escribir fácil, hemos oído en reiteradas oportunidades. Hoy nos damos cuenta de ello y quizás constituya la barrera que no todos pueden sortear para comenzar a escribir para los niños.
Juana Cascardo ha vencido esa barrera. Y tan es así, que su libro de cuentos infantiles “Pepita y sus amiguitos” es el mejor testimonio que da muestras de ello.
¿Estará pagando con sus cuentos infantiles esa deuda que dejamos sin saldar? Yo creo que sí, y de tal forma, que con sus cuentos hemos revivido las pequeñas grandes cosas que formaban la cotidiana ensoñación, con sus anhelos, sus decepciones, la esperanza de que el rayo de luz quitara el entrecejo de los mayores cuando no podían cumplir con el inocente pedido.
¿Quién no ha leído el relato de la noche de Reyes Magos? Pues parece que hay otras formas de contarlo, y Juana las ha encontrado. La autora se ha convertido en el hada madrina que complace el deseo de los pequeños, tan actual como el que han tenido todos los niños del mundo desde que en sus corazones tuvieron consciencia de que el milagro podría producirse.
La pregunta que Juana Cascardo se hace respecto sobre si será del agrado de los niños su literatura, cuando ya tiene destinatarios en su propia familia de los cuentos que quizás no pudo escribir para sus hijos cuando eran pequeños, y ahora en sus nietos encuentra la respuesta, cuando ellos mismos acompañan con sus ilustraciones lo que la abuela les cuenta.
Los niños –sabemos- son jueces implacables, y con el sólo gesto o con “me gusta” o “no me gusta”, ponen en aprietos al más pintado. Juana Cascardo no sólo ha vencido la barrera del atreverse a escribir para niños, sino que lo ha hecho impecablemente y ese niño que todos llevamos de por vida dentro, está diciendo que eran los cuentos que nos faltaron leer cuando la lectura conformaba uno de los placeres a que accedíamos.
Felicitaciones a la autora y bienvenida la obra para deleite de los niños del mundo.
 
                                                                  

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