jueves, 28 de agosto de 2008

GENTE DE TEATRO *** Alcira Cufré

Juan Blasetti, trabajó para el Teatro Argentino, según lo demuestra el Decreto número 24.881 del 31 de Diciembre de l957. Tenía el taller en su casa. Su cargo fue Auxiliar octavo de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Hijo de inmigrantes abruzzeses, dotado de una gran capacidad para el trabajo. Su sobrina, la escritora Noemí Maldonado, relata que Juan fabricaba zapatos de taco y zapatillas para los bailarines. Este oficio era cumplido con suma delicadeza y ahínco de manera artesanal. Desde muy pequeña lo visitaba. Concurría con otros primos a su taller y se quedaban en completo silencio observando la agilidad casi etérea con que manejaba las manos para dar forma a ese calzado que haría parar en punta de pie a los bailarines.
En más de una oportunidad, cuando tenía que entregar su producto, la llevó al teatro. Allí pudo ver cuando ensayaban, siendo éste el motivo de que sintiera la más profunda admiración por su tío y las danzas clásicas.
De regreso a casa, después de haber recibido su paga, él, la invitaba a tomar un té con leche en una confitería de la ciudad de La Plata, lugar en donde está el Teatro Argentino. Le contaba historias sobre las obras que allí se representaban, quienes eran los Directores de escena y los profesores que exigían pasos con movimientos casi sobrehumanos a los bailarines. En aquel tiempo muchos niños empezaban en la Escuela de danzas, pero muy pocos eran los seleccionados. Ella, dejaba volar su imaginación y deseaba pertenecer al elenco estable. Su tío Juan, con la bondad que lo caracterizaba, prometía regalarle algún día un par de zapatillas y enseñarle a bailar. Mientras tanto, de regreso a la ciudad de Ensenada, luego de haber viajado en tranvía, iban practicando pasos por la vereda, saludando a los vecinos. En su casa recuerda haber escuchado óperas. Trabajaba de domingo a domingo, feliz con la labor que realizaba. Los familiares se habían acostumbrado a visitarlo en el taller porque no quería descuidar su trabajo.
Un día, mandó a llamar a Noemí y le obsequió, como se lo había prometido en la niñez, un par de zapatillas de baile, color rosa. Éste es mi regalo por tus quince años que pronto cumplirás y para que nunca me olvides, le dijo. Una semana después enfermó gravemente.
Escritora Alcira Antonia Cufré

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